La gente es tonta, mala y se deja engañar

La gente es tonta, mala y se deja engañar

Con todo eso y mucho más se encierran para entender por qué Kamala ha perdido las elecciones contra el candidato más deleznable de los últimos diez mil años de democracia estadounidense.

FILE PHOTO: Democratic presidential nominee U.S. Vice President Kamala Harris applauds the audience as she attends to deliver remarks, conceding 2024 U.S. presidential election to President-elect Donald Trump, at Howard University in Washington, U.S., November 6, 2024. REUTERS/Evelyn Hockstein/File Photo SEARCH "U.S. ELECTION PICTURES" FOR THIS STORY. SEARCH "WIDER IMAGE" FOR ALL STORIES.REUTERS

Con sus mascotas, sus pronombres, sus lexatines, sus satisfyers. Sus editoriales del New York Times apoyándoles. Con sus influencers amenazando con dejar de tener relaciones sexuales durante cuatro años en caso de que gane el rival. Con sus brujos y chamanes, —que llaman “terapeutas”, “coaches” y “personal trainers”—, para comer científicamente, hacer ejercicio científicamente y amar científicamente. Con su apoyo a la cultura, su defensa de la cultura, su postura a favor de la cultura, con la adhesión incondicional de la gente de la cultura que jamás aprobaría un examen de ninguna asignatura de secundaria. Con su blue wall, con su rust belt, sus approaches, sus targets y sus voluntarios que en el registro de inscripción de su distrito han de señalar uno entre siete sexos posibles.

Con su Hollywood, sus multimillonarios, sus mansiones, sus jardineros, sus operaciones estéticas, sus implantes capilares, sus hijos trans, sus anuncios de cosmética, sus talk shows, sus promociones, sus entregas de premios, sus aviones privados, sus actos de beneficencia, sus Versace en el vaporetto del Festival de Cine de Venecia, sus descomunales resacas, sus secretos inconfesables, sus Jimmy Choo de cinco mil dólares desde los que proclamar sus cursiladas infumables sobre el planeta, la paz, el planeta, el hambre, la diversidad, el planeta y las minorías oprimidas. Ah, y el planeta. Con su Whoopi Goldberg y su Robert de Niro prometiendo exiliarse si gana el rival. Con sus arrogantes discursos de superioridad moral contra gente de la que no han estado a menos de cinco kilómetros en los últimos treinta años.

Con sus posturas woke, sus creencias en las nuevas almas, con su celebración de todo lo que sea cuqui, narcisista, hortera, emocional, especial, diferente, único, transgresor, irrepetible, inclasificable, irracional, pedante, neurótico, infantil. Con esa risa venga o no venga a cuento. Con el destrozo bochornoso que le están haciendo al lenguaje. Con sus sexos identitarios, sus nombres sentidos, sus personas racializadas, sus lenguas minorizadas, sus disculpas a los indios Lenape por haber construido la ciudad de Nueva York. Con sus incrementos del 5000% de agresiones sexuales con penetración cometidas por mujeres. Con sus categorías deportivas basadas en la identidad de género. Sus masters en Berkeley sobre astrofísica ecotransfeminista.

Con todo eso y mucho más se encierran para entender por qué Kamala ha perdido las elecciones contra el candidato más deleznable de los últimos diez mil años de democracia estadounidense, y sus doctores en postestructuralismo concluyen que es que la gente es tonta, mala y se deja engañar por los bulos. Ni rastro de la sustitución de la clase obrera por las identidades sentidas. De Niro y Goldberg no se exiliarán de Estados Unidos. Sus votantes femeninas seguirán con el mismo número de relaciones sexuales que antes del 5 de noviembre, sea éste el que fuera. Pero Alexandria Ocasio-Cortez, a la que quizá veamos encabezando el ticket electoral demócrata en 2028 —salvo que Joe Biden quiera volver— ha quitado sus pronombres de su bio en Twitter. A lo mejor algo empieza a cambiar.

MOSTRAR BIOGRAFíA

Licenciado en Filosofía y doctor en Psicología. Es profesor titular de Psicología Clínica de la Universidad de Oviedo desde antes de que nacieran sus alumnos actuales, lo que le causa mucho desasosiego. Durante las últimas décadas ha publicado varias docenas de artículos científicos en revistas nacionales e internacionales sobre psicología, siendo sus temas más trabajados la conformación del yo en la ciudad actual y la dinámica de las emociones desde una perspectiva contextualista. Bajo la firma de Antonio Rico, ha publicado varios miles de columnas de crítica sobre televisión, cine, música y cosas así en los periódicos del grupo Prensa Ibérica, en publicaciones de 'El Terrat' y en la revista 'Mongolia'.