Hacer frente al cambio climático en las aulas y desde las aulas

Hacer frente al cambio climático en las aulas y desde las aulas

"Los expertos indican que los niños y las niñas son los grupos más sensibles a sufrir daños provocados por los golpes de calor"

Niños en un colegioGetty Images

Todo lo que sucede a nuestro alrededor, en nuestra sociedad, también afecta al ámbito educativo. El cambio climático no se escapa a ello. Es ya una evidencia y una realidad que implica cambios, teóricamente a largo plazo, de las temperaturas y los patrones climáticos, pero que hoy ya son indiscutibles.

A pesar de lo que digan los negacionistas, que desafortunadamente son muchos más de lo razonable, son varias las razones del cambio climático, pero las actividades humanas han sido el principal motor del mismo, debido fundamentalmente a la quema de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas. Y este proceso debe ser conocido, enseñado y aprendido para cambiar ciertas malas prácticas.

La realidad del cambio climático se hace presente también en las aulas: una parte importante de los centros educativos no están preparados para poder hacer frente a las inclemencias meteorológicas, ni tampoco están adaptados para ser energéticamente sostenibles. Muchos centros se hallan en edificios antiguos y no son pocos los construidos con materiales que no fueron diseñados para combatir climas extremos.

La consecuencia es que docentes, alumnos y alumnas sufren los extremos de las temperaturas: por un lado, el frío en invierno con sistemas antiguos y poco eficientes de calefacción, y por otro lado el calor. A estas alturas de junio, ya se han sufrido varias olas de calor, pero no todas las administraciones educativas autonómicas han mostrado ni la misma sensibilidad ni el mismo interés ni han manifestado algún tipo de planificación para paliarlo. No es de extrañar que haya habido protestas de padres y madres que se han producido en comunidades autónomas como Madrid, la Región de Murcia o Andalucía.

Es evidente que en estas condiciones extremas exigir concentración, atención o rendimiento puede ser una quimera, además de que estas circunstancias pueden alterar también el clima de convivencia en las aulas.

Los expertos indican que los niños y las niñas son los grupos más sensibles a sufrir daños provocados por los golpes de calor con síntomas como sensación de mareo, náuseas, vómitos, dolor de cabeza, debilidad, confusión, sueño o convulsiones. Por estas razones, los escolares no pueden ser los grandes olvidados de la emergencia climática.

Siendo ampliamente conscientes de estas situaciones y problemáticas, el Gobierno progresista de Pedro Sánchez ha sido el primero que ha empezado a trabajar en este sentido con la aprobación de la Ley de cambio climático y transición energética con relación a los contenidos educativos y a la edificación.

Pero aún queda mucho por hacer. Por eso es importante trabajar el cambio climático desde varios ámbitos, tal y como establecen tanto la Ley de Cambio Climático, como la LOMLOE, que de manera novedosa introduce en el currículo educativo la necesidad de mentalizar y formar al alumnado sobre los buenos hábitos y las consecuencias de la irracionalidad de determinadas prácticas para el planeta.

También es importante que los centros vayan adaptándose a la realidad del cambio climático y preparar sus instalaciones para que las aulas sean espacios agradables con un ambiente adecuado, donde se pueda desarrollar con normalidad el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Existen opciones verdes, fáciles y asequibles. Pero, sin duda, es conveniente fomentar la actualización de las infraestructuras educativas con la instalación de placas solares, calderas de bioamasa y de energías renovables; también con aislantes, ventanas con puente térmico, ventilación cruzada, ventiladores en los techos, mallas sombreadoras en los patios o la instalación de zonas verdes y refrescantes y otras medidas sostenibles energéticamente.

Las competencias en materia educativa, en concreto las referidas a la gestión y mantenimiento de los centros, la seguridad y salud en los centros educativos, junto con las propuestas ante el cambio climático, corresponden a los titulares: comunidades autónomas y ayuntamientos. A pesar de ello, cabe señalar que, desde el Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes se ha impulsado el reconocimiento de la importancia de la climatización y la sostenibilidad de los centros educativos. Además, a través del Programa de Impulso a la Rehabilitación de Edificios Públicos (PIREP), se están financiado proyectos que, habiendo sido solicitados, mejoran la sostenibilidad de los centros. Un esfuerzo realizado por este Gobierno que alcanza una financiación de 103 millones de euros para estos proyectos destinados a la mejora de la sostenibilidad.

Esta semana hemos logrado el apoyo de la mayoría del Congreso para aprobar una iniciativa del Grupo Parlamentario Socialista -con el único voto en contra de los negacionistas de la extrema derecha- que avanza en esta línea. La hoja de ruta está clara, seguir colaborando con las comunidades autónomas y seguir impulsando la cooperación técnica para minimizar los efectos de las olas de calor y otros posibles impactos derivados del cambio climático.

También existe acuerdo en la educación de nuestros menores, con un enfoque integral que impulse el desarrollo sostenible y la ciudadanía mundial a fin de promover la cultura de la sostenibilidad. Todo ello supone un paso importante para formar a nuestros menores y lograr a la vez una mejora de su bienestar por la adecuación y adaptación de los espacios escolares. 

Mª Luz Martínez Seijo es secretaria de Educación y FP del PSOE y portavoz de Educación del Grupo Parlamentario Socialista