Envejecer en el cine

El cine jamás se ha llevado bien con la edad, lo saben bien los que trabajan en él. Cada año es determinante para quienes viven de la interpretación, especialmente las mujeres, ya que nunca se sabe cuándo un frunce precoz puede delatar que se han superado los veinte. A los treinta los papeles se reducen, a los cuarenta se comienza a interpretar el rol de defenestrada y a los cincuenta hace ya dos décadas que no se acuerdan de ti. La industria audiovisual es dura con lo humano.

ENVEJECINE es un proyecto promovido por la Universidad de Castilla La Mancha y la Fundación SGAE, con el apoyo de los Cines Golem de Madrid, en el que se realiza un recorrido por lo que significa envejecer en la gran (aunque cada vez más pequeña) pantalla. Inauguradas por José María Armengol, Rector de la UCLM, en su apertura también estuvieron el coordinador audiovisual de la Fundación SGAE, Ignacio Armada, y Lourdes Armesto, coordinadora de la Agencia Estatal de Investigación.

A lo largo de toda la semana, tanto el Palacio Longoria como los Cines Golem han acogido innumerables charlas y mesas redondas respecto a todos los ámbitos en los que la edad afecta a la representación cinematográfica y a la propia sociedad. Estos coloquios diversos han favorecido el diálogo intergeneracional, subrayando la importancia de tener conciencia de las exigencias sociales asociadas a la edad.

Las jornadas, todas ellas acompañadas por la proyección de una película, se completaron con la presencia no solo de investigadores y analistas, sino también de los propios protagonistas de las cintas y sus respectivos directores o guionistas.

El lunes 20, se proyectó Abuelos de Santiago Requejo, quien estuvo presente en el coloquio, junto con Julio Béjar (dramaturgo), Esther Zaplana y Teresa Requena (profesoras e investigadoras de MascAge). El mismo día se realizó el coloquio Género, cine y envejecimiento, en el que se contó con la presencia de la actriz Miriam Díaz-Aroca, así como con Isabel Durán (Decana de la UCM) y Juan Antonio Moreno (documentalista, ganador de dos premios Goya).

El miedo a envejecer dio lugar a un coloquio tras la proyección de Malasaña el martes 21, en el que participó Manuel de la Fuente (Titular de la UV), José María Armengol (investigador principal de MascAge) e Ignacio Ramos (Catedrático UV).

El director de cine Jaime Chávarri -El desencanto, Las bicicletas son para el verano, Las cosas del querer- protagonizó el coloquio Envejecimiento diverso, en el que también participaron Federico Armenteros y José María Armengol.

Uno de los momentos más emotivos de las jornadas llegó el miércoles 22, cuando las actrices Lola Herrera, Nieve de Medina y Elvira Mínguez compartieron espacio para reflexionar sobre Mujeres y envejecimiento en el cine y las artes escénicas, una jornada moderada por Raquel Medina (directora de CinemAGEnder) en la que las intérpretes hicieron balance de lo que significa ser actriz y el peso de la edad en su profesión.

Las jornadas continuaron el jueves 23 con la charla Masculinidad, demencia y vejez, en la que Raquel Medina, Esther Zaplana, Hernando C. Gómez Prada y yo misma, en calidad de profesora titular de UNIR, analizamos la película Arrugas (2011) en términos de poder y edad. ENVEJECINE concluyó con Dolor y gloria (2019) y la charla Temporalidades queer, a cargo de Hernando C. Gómez Prada, Agustina Varela-Manograsso y Federico Armenteros.

Sin duda hay que celebrar la presencia en la agenda cultural de eventos de esta magnitud, en los que por fin se analiza el calado del envejecimiento a nivel social y audiovisual. La presencia de estereotipos asociados a la edad en los medios, la situación de los mayores en las residencias, la dificultad de abrirse camino ante la cámara cuando la experiencia marca su huella en nuestra expresión o los distintos modos de representar la vejez son asuntos que deben trascender el mundo investigador, para entrar de lleno en el comportamiento individual: El cine muestra la pauta que sigue la sociedad, pero somos los ciudadanos los que debemos exigir un cambio social y cambiar nosotros mismos, para asegurar el futuro de nuestra vida.

Porque todos, en el mejor de los casos, nos haremos mayores. Mejor planificar ahora el futuro que lamentar después no haberlo previsto.