Cosas que los humanos se ponen en la cabeza
El estudio de lo sucedido el pasado sábado 6 de mayo en la ciudad de Londres ha sido definitivo para la obtención de estas conclusiones.
Una vez descartada nuestra primera hipótesis, —que sostenía que la función fundamental de la cabeza entre los homo sapiens era alojar el cerebro y los principales órganos sensoriales—, la Comisión Klingoniana para el Estudio de los Humanos y otras Civilizaciones Extraterrestres prefiere decantarse ahora por aquella postura que defiende que la cabeza —habitualmente situada en el extremo superior del cuerpo humano— cumple el propósito de ofrecer una superficie en la que estos homínidos puedan encajar y colocar cosas. Esto probablemente suponga un gran signo de distinción personal a lo largo de todas las sociedades que pueblan el planeta Tierra. El estudio de lo sucedido el pasado sábado 6 de mayo en la ciudad de Londres ha sido definitivo para la obtención de estas conclusiones.
Nuestros sistemas de Inteligencia Artificial ya nos habían advertido de que se avecinaba un Evento con Alta Presencia de Objetos Puestos en la Cabeza. En efecto, mandatarios venidos de todos los países del planeta desfilaron por el pasillo de la abadía de Westminster, detectándose, especialmente entre las mujeres, una altísima tasa de Objetos Puestos en la Cabeza. Ensaladeras, elepés a 33 revoluciones por minuto, palanganas para lavarse los pies, pelotas de rugby, cuberterías completas… todo esto y mucho más era exhibido con orgullo sobre sus cabezas por las aristocráticas figuras allí reunidas, sin que su excelencia se resintiera en ningún momento por el hecho de que los OPC impedían la visión de la ceremonia a los que estaban sentados detrás.
Al lado de las autoridades civiles se encontraban importantes líderes religiosos de los cinco continentes, y, esta vez en su mayoría varones, todos sin excepción cubrían su cuero cabelludo con tocados cuyo diseño parecía obedecer más a un café volcado accidentalmente sobre una mesa que a cualquier aspecto de la anatomía craneal. Si la presencia de OPC en el interior de la abadía era notable, en el exterior era sobresaliente. Decenas de miles de turistas y lugareños se agrupaban mostrando gran excitación por los objetos que portaban en sus cabezas, mayoritariamente fabricados con materiales poco nobles, como el plástico y el cartón. Aquí predominaban los colores blanco, azul y rojo, así como anchas cintas amarillas con apéndices picudos cada pocos centímetros, que rodeaban las sienes de los portadores.
Todos ellos, mandatarios, gurús y londinenses, siguieron la ceremonia con interés hasta su momento cumbre, marcado por la colocación de un objeto sobre la cabeza del que llamaremos Homínido Principal. Se trataba de un objeto grande, desproporcionado, con apariencia de pesadez e intrincada orfebrería, mayor incluso que la propia cabeza que iba a cubrir. Un líder religioso lo posó y ajustó con sumo cuidado ante la mirada inexpresiva del receptor. Posteriormente algo semejante tuvo lugar con su esposa. La muchedumbre aplaudía con júbilo y frenesí, lo que confirma nuestra hipótesis de que la cabeza humana, por encima de funciones sensoriales o cerebrales, es ante todo un órgano destinado a portar objetos encima que desempeñan un importante papel en el ordenamiento social de esta especie.