Columna urgente sobre salud mental infantil y juvenil
Mejor que preocuparnos, deberíamos ocuparnos de una vez por todas de este problema.
Ésta es una columna urgente, que desplaza a otra que quedará a medio escribir, tras la llegada de tristísimas noticias acerca de dos adolescentes fallecidas en Oviedo. Está escrita deprisa, y van ustedes a tardar en leerla poco menos de lo que he tardado yo en escribirla. No sigue un orden especial. Va directamente al grano.
Tenemos que tener claros los siguientes puntos:
-Asistimos a un aumento preocupante de problemas de salud mental en menores, referidos a cuestiones como la ansiedad, la depresión, el consumo de psicofármacos, etc
-Todos los fenómenos psíquicos son objeto de imitación social. Todos. El consumo de drogas, los peinados, la ansiedad, los problemas de alimentación, la ideología política, la autoimagen. También el suicidio.
-Es por eso que los medios de comunicación tienen su parte de responsabilidad en este fenómeno. Sin embargo, en demasiadas ocasiones el sensacionalismo está provocando información irresponsable acerca del suicidio.
-La OMS señala que una buena información sobre suicidio actúa como factor de protección sobre el problema, y una mala información actúa como factor de riesgo.
-El suicidio como problema social es noticiable. El suicidio concreto de una persona concreta no debería serlo, salvo que nos refiramos a una persona de extraordinaria relevancia social.
-Nunca se deben dar detalles acerca de los métodos empleados. No se deben difundir las notas de suicidio en caso de que las haya. Nunca se debe apuntar a factores precipitantes como si hubiera una relación causa-efecto inevitable entre éstos y el suicidio.
-El suicidio en adolescentes tiene características peculiares. Jamás debe romantizarse.
-Los temas relativos a la vida, la muerte, el sentido, el propósito, la existencia, incluso el no existir, aún no están integrados y asentados en toda su relevancia.
-No entrevisten a sus amigos. No difundan sus fotos. No entrevisten a sus padres. No lo usen para llenar tiempo de tertulias a cargo de todólogos que ni conocen el problema general ni el caso particular.
-Se puede hablar de conducta suicida en el adolescente con respeto y atención, sin por ello transmitir la menor sugerencia de que son héroes, mártires o víctimas que serán recordadas por su sacrificio. El adolescente no debe sentir que eso le convertirá en un foco de atención mediática.
-Es necesario difundir por los medios de comunicación constantemente historias de resiliencia, de superación, de esperanza, sin escatimar, ahora sí, el tratamiento positivo de sus protagonistas.
-Hace falta protocolos de actuación eficaces contra problemas como el bullying, también en aumento y agravado por el uso de nuevas tecnologías. Es necesario crear una conciencia social en donde los matones sean vistos como vemos a terroristas o a agresores sexuales.
-Hace falta una investigación a fondo acerca de los contenidos de las redes sociales y sus efectos sobre la salud emocional de los adolescentes. En las redes sociales, consumidas 3, 4, 5, 8 horas al día, se está practicando el mayor experimento sobre salud mental juvenil de la Historia. Están sucediendo cosas muy preocupantes. El Estado, tan proclive a dedicar tiempo y dinero a chorradas, tiene que intervenir en este tema asesorado por profesionales de la psicología.
Ha sido una columna urgente, escrita sin pretensiones de abarcar todos los detalles o ser la última palabra. Mejor que preocuparnos, deberíamos ocuparnos de una vez por todas de este problema. El 024 es un teléfono de atención e información a personas que afrontan estos problemas. Funciona las 24 horas del dia.