Argentina celebra el primer debate en unas elecciones presidenciales
Emotivo y de valor democrático para algunos; aburrido y de poco calado para otros, este primer debate ha sido un avance para la vida democrática de un país que el 25 de octubre concurrirá a las urnas para elegir un nuevo presidente. El debate fue sin duda una apuesta por el civismo político.
A pocas semanas de las elecciones presidenciales en Argentina, el pasado domingo 4 de octubre se realizó por primera vez en la historia de este país un debate con los candidatos a ocupar la Presidencia de la nación. La actividad fue impulsada por un grupo de intelectuales, ONGs, periodistas y empresarios preocupados por la necesidad informar a la ciudadanía más allá de los eslóganes electorales y de fortalecer la civilidad política.
El evento fue el resultado de un año y medio de trabajo y se definieron cuatro ejes para debatir: desarrollo económico y humano, educación e infancia, seguridad y derechos humanos y fortalecimiento democrático.
El debate se desarrolló en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (que desde las 19:00 abrió sus puertas para que entrara la prensa acreditada) y fue televisado por algunas señales privadas. A pesar del interés social que despertó la iniciativa, el canal estatal (Televisión Pública) se abstuvo de la transmisión, y quizás la causa resida en que el candidato oficialista, Daniel Sciolli (Frente para la Victoria) decidió no debatir.
Margarita Stolbizer (Progresistas); Mauricio Macri (Cambiemos- PRO); Nicolás del Caño (Frente de Izquierda y de los Trabajadores -FIT-), Sergio Massa (Unidos por una Nueva Argentina -UNA-) y Adolfo Rodríguez Saá, (Compromiso Federal), fueron los candidatos que debatieron.
El gesto de Scioli fue duramente criticado por sus oponentes durante sus intervenciones. En este sentido, su máximo opositor, Macri (actual jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires y segundo en las encuestas) señaló: "Lamento que no esté acá, pero se ve que en el Frente para la Victoria están con problemas para definir quién, en el supuesto caso de ganar las elecciones, gobernaría. Si sería Cristina, si sería Zannini, si sería Aníbal Fernández, si sería Scioli o La Cámpora". Una manera de decir que Sciolli sería una figura sin autonomía para gobernar; el poder -para un sector de la oposición- lo seguiría ejerciendo la actual presidenta, Cristina Fernández y su equipo cercano.
Los cinco candidatos se empeñaron en lucir sus singularidades. Sin embargo, fue notable la firmeza de las exposiciones de Stolbizer, quien posee amplia trayectoria legislativa; la poca experiencia -al menos en oratoria- de Nicolás del Caño, lo deslucido y anacrónico del discurso de Rodríguez Saá y la tensión de Macri.
En cuanto a las exposiciones, Macri y Massa coincidieron en la necesidad de favorecer el ascenso social para las clases excluidas. Macri utilizó la expresión "justicia social" y habló de la eliminación del Impuesto a las Ganancias. Este último es uno de los puntos de ataques contra el actual Gobierno por parte de la oposición.
Massa propuso que las escuelas públicas sean un instrumento para favorecer la igualdad de oportunidades. Pero Stolbizer le preguntó a Massa sobre cómo conjugaría esa visión con la iniciativa de endurecer la penas en los menores: "No tenemos que tener miedo a decir como sociedad que un chico de catorce años sabe distinguir lo que está bien de lo que está mal. Eso es la edad de imputabilidad. No planteamos que el chico de catorce años vaya a la cárcel. Planteamos al revés, tener un régimen penal juvenil nacional que hoy no tenemos", le respondió Massa.
Mientras, Del Caño hizo énfasis en la necesidad de defender la educación laica, gratuita y de calidad. Y es que en Argentina, la educación pública es gratuita y laica, pero en algunas escuelas no se respeta la laicidad. Pero que sea pública, gratuita y laica no es suficiente para Rodríguez Saá, que considera que además debe ir de la mano de la digitalización como una forma de modernización.
En cuanto a cuestiones vinculadas con la seguridad y derechos humanos, los candidatos se centraron en la necesidad de combatir el narcotráfico, y debatieron sobre la legalización o no de la tenencia de drogas para consumo personal, además del papel de las fuerzas públicas en la lucha contra la delincuencia. Pero no todos encontraron en este eje la oportunidad de referirse a la despenalización del aborto y a la violencia de género.
Quienes se animaron a mencionar estos tópicos, dentro de la esfera de los derechos humanos, fueron Nicolás del Caño y Margarita Stolbizer. Del Caño, por ejemplo, se pronunció a favor del aborto legal y gratuito.
Por su parte, la candidata de Progresistas subrayó que en este país "una mujer muere cada treinta horas. En el último año, más de 400 chicos quedaron sin mamá por la violencia de género". Stolbizer aprovechó la oportunidad para interrogar a Rodríguez Saá sobre las causas por las que no se aplica la ley nacional contra la violencia de género en la provincia de San Luis, y aún sigue en vigencia una legislación provincial que manifiesta que esa violencia machista es un hecho del ámbito privado y no del ámbito público. Esta pregunta no fue casual. Tanto Adolfo Rodríguez Saá como su Alberto fueron gobernadores de San Luis en reiteradas oportunidades; e incluso en la actualidad son los referentes políticos más poderosos de esa provincia. De hecho, en las elecciones primarias de 2015 para gobernador de San Luis, Alberto Rodríguez Saá, obtuvo amplia mayoría.
La pregunta no incomodó a Adolfo Rodríguez Saá, que con mucha soltura le indicó a Stolbizer que no es miembro del gobierno San Luis, "yo soy senador de la Nación y soy un dirigente nacional"
Más de pasada habló Massa de violencia de género, aunque en su turno propuso la modificación del código penal y la necesidad de prisión "perpetua para narcotraficantes, perpetua para violadores, perpetua para femicidas" y "cárcel para el violento".
Civismo político
La intención de este primer debate era comunicar a la ciudadanía las propuestas de cada candidato en tiempo real y romper con lo que hasta ahora ha sido una constante: la comunicación de los partidos políticos a través de la propaganda.
En este sentido, la doctora Adriana Amado, quien preside el Centro para la Información Ciudadana, explicaba algo a la prensa durante el año pasado: "Un aviso no tiene reacciones espontáneas, una interacción entre candidatos tiene posibilidades más ricas".
Fue un debate incompleto, sin duda. La presencia de Scioli, el candidato oficial y primero en las encuestas, hubiese aportado más a la construcción de un juicio crítico.
Scioli argumentó que no acudió porque los debates a veces se tornan agresivos, en tanto que el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, dijo que el evento fue solo un show televisivo.
La ausencia del candidato oficialista -según encuestadores- no le restaría en el caudal de votos cautivos que son de alta fidelidad, aunque quizás podría influir en el votante indeciso.
Emotivo y de valor democrático para algunos; aburrido y de poco calado para otros, este primer debate ha sido un avance para la vida democrática de un país que el 25 de octubre concurrirá a las urnas para elegir un nuevo presidente. El debate fue sin duda una apuesta por el civismo político.