El Rey en el Teatro del Barrio agota entradas porque tiene tres actores superlativos y una buena historia que contar. La historia de un niño que llegó a reinar, sin que su padre fuera rey, en un país llamado España. Se trata de un espectáculo grande. Ambicioso artística y políticamente, pues trata de proporcionar a sus espectadores elementos de juicio mediante el teatro.
Proponer públicamente un reto a muerte entre dos ciudadanos en 2015, con la memoria de sangre que lleva en su memoria este país durante el último siglo, es la mayor barbaridad que hemos escuchado en muchos decenios, propia de alguien que se ha dejado llevar por un alarmante desvarío, que no por grotesco me parece menos grave.