Mi último libro, Cuenta Contigo, es un entrenamiento para disfrutar más de la vida, desde la serenidad y el ritmo que cada uno quiera darle a su camino. No hay exigencias, no hay valoraciones, no hay que superar prueba, solo aprender a vivir de forma serena, feliz y plena.
Entre la cuna y el cementerio, solemos encontrar unos 8 ó 10 grandes momentos-atrévete, aquellos en los que la vida te mira a los ojos, te lanza dos alternativas a la cara, y te pregunta ante la disyuntiva: ¿vas a elegir el sí o el no? Y en torno a la respuesta, siempre se generan tres grupos.
En la cortoplacista visión económica que impera en la cultura actual, establecer el valor económico de ecosistemas o procesos involucrados en la naturaleza podría servir para condicionar la toma de decisiones por parte de políticos y/o gestores.
Me gustan los Estados Unidos, donde uno conoce jugadores de baloncesto liberales o conservadores, actores reaccionarios o progres, sin que tengan que pagar un precio por ello y no se les decrete la muerte civil. Charlton Heston o Jon Voight pasaron y pasan por ser muy fachas y nunca les faltó trabajo en un ambiente progre.
Muchos son los que tratan de evitar el sufrimiento y las emociones negativas a toda costa. Pero evitar tiene un precio demasiado alto: vivir de forma gris, vivir a medias o pasar de puntillas, sin hacer ruido.