El salto
"¡Va a saltar ya, va a saltar ya!" Los gritos de los niños y el aliento contenido de los mayores no te dejaban parpadear: con las miradas fijas en la pantalla, nadie quería perderse el momento en el que Felix Baumgartner desafiaba los límites y se lanzaba al vacío, a 39.068 kilómetros de altitud, para romper la barrera del sonido: alcanzó una velocidad Mach 1,24. Unos minutos después, pisaba de nuevo la Tierra. De pie. Y entero.