Soria tiende al furor, que no controla, porque es íntimo, como la naturaleza del escorpión que picó a la rana que le transportaba para cruzar el río. "Es mi naturaleza, dijo el bicho. Porque los escorpiones no saben nadar. Su reacción habitual era anunciar querellas, demandas, pleitos... Exigía sumisión absoluta; y así y todo liquidaba a los propios cuando creía ver la más nimia discrepancia o la más mínima posibilidad de competencia en el futuro. A sus subordinados-siervos, les exigía una lealtad absoluta de pensamiento, palabra y obra, que no era tal: era servilismo.