sobresueldos
Traduciendo a Rajoy
Mariano Rajoy nos debe una explicación. Si no la tiene, y si no es capaz de ceñirse a su propio compromiso -"no me temblará la mano si tengo conocimiento de irregularidades o conductas impropias que afectan a nuestro partido"- difícilmente podrá evitar la caída en picado de su gobierno, porque el escándalo Bárcenas ha sembrado el desconcierto y la indignación entre multitud de votantes y dirigentes populares. A estas alturas, su honradez personal ya no es suficiente para avalar a todo el partido.
Asuntos no tan internos
Rajoy y Cospedal se encuentran ante la disyuntiva de intentar circunscribir a Bárcenas las prácticas irregulares, algo complicado ante quien ha controlado durante 20 años los dineros del aparato, o levantar las alfombras y mostrar lo que hay debajo: años de gestión opaca e ilegal en el mismo corazón del partido. Pero no tienen elección. Ni la ironía -"¡Sí, hombre!"- ni las palabras grandilocuentes -"No me temblará la mano"- son suficientes para aplacar la indignación.