Wally, un golden retriever de dos años al que le encanta nadar, tuvo un inesperado encuentro mientras jugaba en el lago Hickory Hills en Massachusetts. Su dueña notó algo extraño sobre su espalda y, al observar mejor, se dio cuenta de que era una marmota que se había subido al perro para cruzar el agua. A Wally no le molestó en absoluto, siguió nadando tranquilamente. Al llegar a la orilla, ambos animales se tocaron las narices, como si se despidieran después de su curioso paseo juntos.