El emperador que modernizó Rusia y extendió sus fronteras -de forma tan brillante como brutal- es para el presidente un "héroe", referencia en sus discursos y sus lecturas.
La ayuda del Kremlin a Al Assad se ha explicado acudiendo a los intereses económicos, o las ventas de armamento. Tampoco hay que olvidar el deseo de Moscú de mantener el uso de la base naval del puerto de Tartus.