Los grandes mandos de la guerrilla ahora disuelta copan la cabeza de la formación, que tendrá "una buena cuota de mujeres, etnias y todas las expresiones del nuevo movimiento".
El Gobierno colombiano y las FARC han retomado las negociaciones para poner fin a la guerra. Toda negociación de paz es difícil por los temas que están en debate y por los diferentes tiempos políticos que suelen manejar los interlocutores. En el caso de Colombia la guerra dura ya décadas.
Consumado jugador de póquer, Santos es un hombre al que le gusta correr riesgos. Como sucesor de Uribe, decidió cambiar la baraja y jugarse a fondo por la paz. Y, contra la voluntad de su antiguo jefe, inició un proceso de diálogo, que empezó en firme en diciembre pasado y que ha generado muchas críticas y no pocas suspicacias.
En 50 años las acciones de las guerrilla no han resuelto nada y, por el contrario, han servido como pretexto para estigmatizar todo pensamiento diferente de la ideología tradicional de la derecha liberal y conservadora, que ha imperado en el país todo este tiempo.