Sabemos perfectamente quiénes son los chupópteros, quiénes los que nos chupan la carne desde dentro, los que trabajan para los chupópteros, y los que nos enferman. Lo que pasa es que el sistema ha desarrollado tolerancia, y los protege. Esto dificulta bastante la curación, pero cuando el huésped es la democracia, hay que hacer todo lo necesario por salvarlo.