En El Salvador hay una guerra que nadie cuenta porque a Centroamérica casi nadie la cuenta. Los refugiados no se acumulan en nuestras fronteras ni se hunden en nuestras aguas. Centroamérica es quizá, con algunas partes de África y las ex repúblicas asiáticas soviéticas, la parte del mundo menos narrada. El planeta, al menos el mediático, pega un salto desde Colombia hasta México y en medio se deja unos cuantos miles de muertos olvidados y decenas de miles de inmigrantes que, como por arte de magia, se hacen visibles sólo cuando intentan cruzar a Estados Unidos.