Sabíamos que la Lomce no era la solución. Muchos esperábamos que las pasadas elecciones dieran una oportunidad a la cultura, especialmente a las humanidades tan maltratadas por esta ley, y la realidad es que de nuevo nos encontramos un escaparate abarrotado de flashes y cámaras donde sigue apremiando el ansia de poder y no el entendimiento. Mientras ellos pelean, nuestra educación sigue agonizando.