Ocurre a menudo en las películas de mafiosos. Cuando la familia ha sido duramente golpeada, las represalias no deben conocer límites. No puede haberlos para el castigo, ni por supuesto para dar con los autores de la ofensa. Es algo más peculiar cuando esta deriva alcanza a un país democrático que además es el más poderoso del mundo. Sí, Estados Unidos perdió la cabeza el día en que derrumbaron sus Torres Gemelas. Para los norteamericanos, el 11S cambió el mundo; para los europeos, cambió a los norteamericanos.