No tiene nombre, pero se ha convertido en un héroe en el Congo, donde las muertes por el tráfico son un gran problema. Su fama ha traspasado fronteras y Thérèse Kirongozi, la ingeniera que le ha dado vida, está empeñada en que triunfe en el mundo. Ella, como mujer, científica y africana, es consciente de su realidad: "Los africanos debemos ser quienes transformemos nuestros recursos".
Huellas como las que dejan en el asfalto de Freetown, en Sierra Leona, las 84 mujeres que integran el primer servicio de taxis profesional en la capital de un país en el que ellas han sufrido los efectos de la guerra. O las que están en los barrios más pobres de la capital de Burkina Faso.