Cotopaxi y Riobamba están muy lejos de Doha, pero sus habitantes no necesitan informes científicos para saber que su entorno está cambiando y que el ser humano tiene mucho que ver con ello. Aurelio, Juana, José Canagua, Teresa, Segundo y tantos otros quíchuas andinos carecen de títulos universitarios, pero conocen la Pachamama. Y no les cuadra que puedan cultivar frutales donde antes sólo había arbustos y un sapo negro que ya nunca han vuelto a ver.