Yo no sé cómo será tu día a día, pero el mío es de locos. Soy todo. Desde directora general a cocinera. Demasiado a menudo, me quedo con detalles aislados del día y no me fijo en las cosas que hacen que merezca la pena. Sospecho que a ti te pasa lo mismo, ya que parece que los padres desbordados son una epidemia.
Antes de que encendáis las antorchas y vengáis a por mí, dejad que me explique. Quería quedarme en casa. Soñaba con tener un hijo y quedarme en casa para cuidarlo y quererlo todo el día. Me leí todos los estudios habidos y por haber sobre el tema, pero me di cuenta de que no me sentía cómoda.
Quería volver a ser esa soltera con problemas económicos que tenía que lavarse el pelo con jabón y para la que los cafés de 3 dólares eran un privilegio. Esa chica podría haberse mudado sin pensárselo dos veces para conseguir ese trabajo.
Espero que este ejemplo les sirva para aprender que cuidarse y encontrar la felicidad en el presente son cosas que no pueden dejarse de lado por ningún motivo, ni siquiera por tener niños pequeños.
No creo que nadie se proponga ser grosero ni criticar, pero me ha sorprendido lo que personas bienintencionadas y, en general, consideradas, dicen a las madres que no se quedan en casa a cuidar de sus hijos. Se vislumbra en sus palabras una hostilidad, una crítica sutil, que me hace desear que la gente pensara antes de hablar.