"Teníamos que salir corriendo para que no nos pillaran en la huerta", confiesa el histórico de RTVE, quien se animó a contar su historia al escuchar a Palomas.
Pese a las denuncias de pederastia, su colegio no lo expulsó, sino que lo trasladó de Premià de Mar a Montcada i Reixac, donde siguió atacando a los niños.