Melilla, con la sombra del voto por correo, y Ceuta, poniendo a prueba la hegemonía del PP de 22 años, plantean necesidades y retos diferentes a los de la península.
Comisiones que no se reúnen, ministros que esquivan comparecencias e iniciativas que se debaten con una demora de más de un año y medio. El Senado, la cámara más cuestionada por los ciudadanos, atraviesa una de sus etapas más grises por la raquítica actividad parlamentaria que se vive.