Cada mes dos o tres desconocidos me escriben o aparecen por mi despacho de la universidad para preguntarme dónde encontrar trabajo, a qué escuelas de idiomas ir. Pero el mercado está ya saturado.
El corresponsal en Portugal de El País, relataba en una crónica sobre la pesadilla que supone la constante emigración de ciudadanos lusos, que el Gobierno del país "ha revitalizado una campaña encaminada a alertar a los portugueses de los peligros que esconde un viaje apresurado".
Marina del Corral decía que los jóvenes españoles están emigrando al extranjero por su "espíritu aventurero". Yo le diría que anda muy equivocada. Los verdaderos aventureros son los que no tienen más remedio o que deciden quedarse en España y tienen que buscar un trabajo en nuestro país y los que se atreven a regresar.
6.500 millones de euros nos vamos a exiliar por su corrupción, negligencia, falta de previsión, insensatez y caradura. ¿Pueden dormir por la noche sabiendo que están desperdiciando 6.500 millones? Pero la crisis se está gestionando bien según me cuentan.
Es extraordinariamente frustrante para un padre ver marchar a sus hijos. Pero no se trata de mis sentimientos como padre, sino de mis sentimientos como ciudadano español.