En Cataluña, hay quien afirma que ahora sólo toca hablar de la relación con España, sin entender que el gran problema de la sociedad catalana es el mismo que el de otras del sur de Europa: gobiernos obsesionados con los recortes e incapaces de plantarse ante los mercados.
Se exige un acuerdo para rescatar a personas y no a banqueros. Un acuerdo que no acepte de rodillas las imposiciones de los mercados, que haga pagar más impuestos a los que más tienen, que persiga el fraude fiscal.