Si un intelectual desdeña los resultados científicos y le bastan los posicionamientos ideológicos a priori respecto a cuestiones como la homeopatía o los transgénicos, poco le podemos exigir a un ciudadano con menor formación. Por eso creo que a los investigadores nos ha llegado el momento de desterrar nuestra cómoda cobardía y arremangarnos en estos debates.