A veces, demasiadas veces, parece que los que gobiernan, lo hacen sobre números y no sobre personas, como si vivieran en una burbuja que les aislara y solo fueran capaces de obedecer las órdenes de un otro, llámese BCE, FMI o Angela Merkel. Hay demasiada distancia entre las personas gobernadas y los gobiernos, y demasiada obediencia de estos hacia los poderes económicos.