Lluís Olivé lleva fotografiando Barcelona desde hace 50 años: escenas callejeras, manifestaciones, desfiles, detalles arquitectónicos, azulejos, esculturas de hierro, pomos de puertas, ventanas y grafitis y arte urbano. Se autodenomina amateur, pero ha capturado cómo ha evolucionado el panorama artístico de la ciudad la última década.