Los Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha) creemos que el debate no se debe centrar tanto en su prohibición o no, sino en modificar su regulación para que no se conviertan en instrumentos de elusión fiscal al servicio de grandes fortunas, que es lo que verdaderamente son en la mayoría de los casos.
La unión hace la fuerza. Y en la gestión de activos financieros, más. Soy un claro defensor de la inversión colectiva, es decir, de que un grupo de inversores, con independencia de la magnitud de su riqueza, se unan para tomar decisiones de forma conjunta sobre qué activos comprar o vender.
El alto nivel de economía sumergida y fraude fiscal, que alcanza una cifra equivalente al 24,6% del PIB, o 253.000 millones de euros, está muy relacionado con el bajo nivel de conciencia fiscal de los españoles, y éste, a su vez, con la percepción de que nuestro sistema tributario es injusto.
La propuesta de reforma fiscal elaborada por el comité de expertos designado por el Gobierno es de tal amplitud que el propio presidente del comité, Manuel Lagares, afirmó que no dejaron "títere con cabeza", aunque al entrar en la letra pequeña del informe descubrimos que puede conllevar descabezar el estado del bienestar.
A lo largo de 2012 la economía sumergida en España alcanzó los 253.000 millones de euros, un 24,6% del PIB. Con cifras tan astronómicas e insostenibles, la sociedad española necesita de una buena dosis de cultura de la honradez que debería ser transversal y generalizada. Comencemos por dar todos ejemplo, sobre todo quienes conforman la élite política y empresarial.
Comparando una persona rica con una pobre, lógicamente el rico va a pagar más por el hecho de que tiene más ingresos, pero no es cierto que los ricos paguen más para sostener la sanidad. El argumento no se sostiene en el caso del IRPF, que es progresivo, y tampoco en el del IVA, que pagan unos igual que otros.