formentera
Caminando Formentera
Con sólo cerrar los ojos, en Formentera puedo oír cómo el viento azota las viejas sabinas, que resisten a pesar de tener sus troncos doblados. Y si los abro, puedo dejarme envolver por los intensos colores del mar de esta pequeña isla a la que sólo se puede llegar en barco.