Hay que tener mucho cuidado con las filtraciones. Es algo que ya hemos vivido previamente, pero tendremos que encontrar el equilibrio entre la libertad de estar informado y el derecho a la confidencialidad. Como ciudadana, me resisto a admitir que mis conversaciones privadas ya no lo son tanto y observo cómo aumenta la psicosis por sentirnos vigilados en todo lo que tiene que ver con nuestras comunicaciones.