Se enfrentan a unas penas de entre ocho meses y dos años de cárcel y 1.500 euros de multa por "urdir un plan" para engañar al tribunal sobre dónde estuvieron la noche del crimen.
Se les investiga por falso testimonio en las declaraciones que prestaron durante el juicio, en 2011, contra Miguel Carcaño y el resto de adultos procesados