Sus servicios secretos ayudaron a la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) en tiempos de Obama para vigilar a la canciller y al hoy presidente, Steinmeier.
Que nadie espere un libro de autocrítica: Snowden no esconde en ningún momento que ha sido una garganta profunda, un delator que ha sacado lo más obsceno y oscuro de su país.