El Año del Mono se inició en China el pasado 8 de febrero, y promete una agenda repleta de asuntos de gran interés y trascendencia. En primer lugar, en el orden económico, en el cual la transición hacia el nuevo modelo de desarrollo que pilotan los actuales dirigentes ofrecerá una más que probable dosis acusada de moderación del crecimiento para acelerar las transformaciones estructurales.