Ese maldito empeño en controlar nuestra muerte
A día de hoy, no podemos negar el hecho de que las decisiones fundamentales sobre el final de nuestra vida: el cuándo, el cómo y el dónde tiene lugar, permanecen todavía en manos ajenas. Creen que la vida, nuestra vida, es un don otorgado del que sólo somos administradores con poderes limitados. Mientras ellos puedan seguir controlando nuestra muerte, nuestra libertad será sólo una libertad vigilada.