El decimocuarto paquete de sanciones comunitarias toca, al fin, el gas licuado. Una jugada maestra muy delicada que ha tardado en pactarse pero ya es una realidad.
Ya no más pagar el peaje a Moscú en combustibles fósiles como el carbón o el petróleo, mientras que el gas natural también "está desapareciendo rápidamente".
La necesidad de reducir su dependencia de los combustibles fósiles de Rusia a raíz de la invasión de Ucrania obliga a esprintar para lograr más autonomía, más verde.
Europa importa cada año el 40% de su gas del país de Putin y es forzoso dejar atrás esa dependencia. Por eso acude a EEUU, Noruega, Argelia o Israel en busca de ayuda.
Europa gasta unos 13.916 millones de euros al mes en comprar carbón, petróleo y gas a Moscú, frente a los 7.330 millones de media mensual que pagaba hace un año.
El daño, en parte irreversible, que está causando la incapacidad del Gobierno en este ámbito, afecta a una de las pocas posibilidades de recuperación económica de España. Cada día que pasa sin que el Gobierno dote de certidumbre regulatoria al sector energético se acentúa la recesión en nuestro país.