Si las previsiones estadísticas más recientes se van cumpliendo, de no cambiar los estilos de vida como acabo de indicar, se nos avecina una epidemia global de deterioro cognitivo y demencias en la población que va en progreso y con repercusiones de gasto social incalculables.
Cuando éramos jóvenes, tu madre y yo salíamos a pasear por el pueblo con la que se convertiría en mi suegra. Caminaba por la carretera cinco pasos por delante. Si la conversación bajaba de volumen o guardábamos silencio se volvía a mirar para escudriñar qué ocurría.