La exploración del océano sigue siendo una asignatura pendiente que rivaliza con la exploración espacial en cuanto a los desafíos tecnológicos necesarios, pero que recibe una mínima fracción de la financiación que recibe la exploración espacial. ¿Buscar en planetas lejanos lo que aún no hemos encontrado, a pesar de la certeza de encontrarlo, en el nuestro? Es, cuando menos, paradójico.