De nada sirve exigirle a un alumno que preste atención a lo que se le enseña. Eso no sirve de nada. Y los maestros, en particular, lo saben bien. Precisamente, lo que se pretende hoy, con esa nueva aproximación a la enseñanza, y que viene conociéndose como neuroeducación es provocar la curiosidad de los alumnos con estímulos docentes.