Esta performance cuenta con una marioneta gigante de unos 25 metros, con partes y órganos articulados. Durante el espectáculo muestra a su audiencia las distintas fases de la vida humana, desde el nacimiento hasta la muerte.
El cerebro tiene un funcionamiento fisiológico característico, pero es la conciencia del ser humano, con toda su complejidad, la que lo regula. ¿Nos controla? Desde luego que no. Conclusiones como ésa son poco acertadas y hasta ridículas, aunque estemos viviendo un auge de las neurociencias.