Los hombres conducimos mejor porque, para empezar, tenemos dos aptitudes fundamentales: capacidad de concentración en una sola cosa y orientación. Además de eso, cualquier profesión asociada al motor es cosa nuestra.
Conducir es desarrollar una actividad de desplazamiento, en un entorno social. Una actividad en la que intervienen aspectos emocionales, culturales, éticos y morales, entre otros. Y en conducir (no en manejar) no creo que nadie sea capaz de afirmar que un sexo sea superior a otro.