Como mujer trabajadora que soy, cuando llego a mi trabajo, no soy madre, soy una mujer que se dedica a trabajar. Aunque pudiera, que no puedo, no traería nunca a este espacio de trabajo a mi bebé. Estaría más preocupada de él que de mi trabajo que exige atención y reflexión. Estaría pendiente de su gateo, de darle de comer, de cambiarle el pañal y de cogerle cuando llora. Pensaría también en los otros, en mis compañeros y en qué necesidad tienen ellos de aguantar a mi niño