Con una nimia campaña publicitaria y un folleto bien diseñado, todo el mundo sabría que Madrid tiene un Chinatown y que éste está en la calle Leganitos. Cualquier Ayuntamiento con los ojos bien abiertos trataría de capitalizar esta tendencia. Cualquiera, claro está, que esté dispuesto a escuchar y no a dictar vídeos de autobombo.