Sus presuntos asesinos se jactan de cómo descuartizarlo una vez esté muerto: “Sé cortar muy bien. Sin embargo, nunca he trabajado con un cuerpo caliente"
"Produce escalofríos pensar en esas decenas de muertos y esos miles de heridos sentenciados por un loco y sacrificados en la fecha predeterminada ante la indiferente mirada de un mundo que da asco".