El convenio entre el Estado y los monjes se extinguió entonces, por lo que la asociación memorialista reclama a Carmen Calvo el desalojo de Cuelgamuros.
A día de hoy ya sabemos que la democracia española no ha sabido estar a la altura de su herencia republicana. Y mucho menos la modélica Transición que vino a instaurarla. Ello no significa que haya que despreciarla. Pero sí revela la imperiosa necesidad de deconstruir nuestra memoria democrática, de reescribir la historia de nuestras victorias y fracasos, de contarnos la verdad a nosotros mismos.