El aeropuerto de la isla griega de Skiathos es uno de los seis más peligrosos del mundo. Sus aterrizajes en una pista de tan solo 1.628 metros de longitud requieren un entrenamiento especial de los pilotos. Los pasajeros experimentan la ilusión de caer al mar, mientras turistas arriesgan al límite pese a la prohibición de grabar cerca de la pista.
Alergólogos y pediatras proactivos recomiendan, muchas de las veces sin evidencia y sin más razón que el miedo, portear por doquier una preciada jeringa mágica salvadora de adrenalina para la anafilaxia. Algunos propondrían sin rubor que todo ser viviente debe llevar la carta de poder encima siempre por si acaso, mira que si eres alérgico y no lo sabes... Somos nosotros mismos, los médicos, los responsables y coautores de este chantaje a los padres.
¿Te ha pasado alguna vez que, estando muy enfadado, has dicho alguna cosa de la que luego te has arrepentido? Quizás incluso te arrepentías mientras lo decías y, sin embargo, no podías parar. Estabas secuestrado por la cabeza que actúa sin pensar. Las personas, aunque tengamos una sola cabeza, tenemos dos cerebros.
Quejarse es una conducta pasiva, a veces cobarde. La gente se recrea en la crítica y en la queja, es una manera de sacar la basura... ¿pero qué haces con la basura encima de la mesa, o dejándosela a tus amigos o compañeros de trabajo? Nada. Las quejas sobran incluso cuando llevas la razón.