Hoy, en el Congreso, la sensación tras las disculpas de Rajoy -por primera vez- es que los tienen de corbata, como los tuvo el Rey tras la cacería y su "lo siento mucho, no volverá a pasar". Por eso han acelerado la maquinaria para sacar partido a la corrupción en el año que le queda de legislatura, aunque sea a costa de dejar tirados a los gloriosos históricos del partido.