Querida explotación laboral: te dejo, no cuentes ya conmigo
Estoy en la calle. He renunciado a mi contrato de guardias y a la explotación laboral sangrante y despiadada. He renunciado a la esclavitud de un sistema sanitario absurdo que trata a sus profesionales como basura. He renunciado al pisoteo de un jefe que, como tantos otros en la medicina española, maneja su servicio como si fuera su cortijo.
Ilustración: Mónica Lalanda.
Estoy en la calle.
He renunciado a mi contrato de guardias.
He renunciado a la explotación laboral sangrante y despiadada.
He renunciado a la esclavitud de un sistema sanitario absurdo que trata a sus profesionales como basura.
He renunciado al pisoteo de un jefe que, como tantos otros en la medicina española, maneja su servicio como si fuera su cortijo. Un jefe que no lidera, tiraniza.
He renunciado a trabajar en un sistema con médicos de primera que viven a costa de médicos de segunda.
He renunciado a turnos de 24h sin derecho a descanso durante el turno, que ponen en peligro mi salud y sobre todo, la seguridad de mis pacientes.
He renunciado a la inseguridad laboral.
He renunciado a trabajar con excelentes profesionales que, como tantos y tantos miles en el Sistema Nacional de Salud, han ido olvidando lo que fue su orgullo profesional y lo que fue su dignidad laboral y ahora simplemente bajan las orejas con miedo.
He renunciado a un contrato que durante este verano incluía semanas de más de 60 horas, y que no me permitía descansar durante los tres meses de máxima afluencia "porque este año no me toca".
He renunciado al único tipo de contrato que, en la sanidad española, me permite tener tiempo para hacer medicina no asistencial. Eres 100% asistencial o no eres nada.
He renunciado a darme contra la pared porque "aquí siempre se ha hecho así".
He renunciado a sentirme siempre "diferente", un bicho raro que tiene la osadía de escribir o dibujar lo que piensa o de protestar contra lo injusto.
He renunciado al maltrato y la indignidad, el agotamiento, la estupidez, el despotismo, el abuso, la mala organización, la falta de planes a medio y largo plazo, la carencia absoluta de solidaridad y profesionalidad a la que nos somete a sus trabajadores el SNS.
Quise ser médico desde que me alcanza la memoria, hace 25 que me gradué; pasé 5 de formación en Inglaterra, 12 de adjunto en urgencias en Inglaterra y 8 de adjunto de urgencias en España. Soy médico de pies a cabeza pero no puedo más...
He renunciado a mi contrato de guardias.
Estoy en la calle.
Este post se publicó originalmente en el blog de la autora.