Euskadi: Podemos campeón
A poco que Podemos sea capaz de estructurar políticamente su rédito actual de votos en Euskadi, a poco que logre candidatos adecuados, a poco que consiga una presencia normalizada, estable y sólida en cada uno de los municipios vascos, esa fuerza va a tener mucho que decir en las próximas elecciones autonómicas.
Foto: EFE
Podemos se enfrentó en Euskadi a un pavoroso incendio poco antes de que se iniciara el actual proceso electoral el 8 de noviembre pasado. Su junta directiva, al mando del secretario general Roberto Uriarte, dimitió en pleno. El partido quedó muy tocado en un momento especialmente sensible cuando llegaban las elecciones generales.
Dos meses después de aquella tremenda experiencia, Podemos se alza como primera fuerza en Euskadi, sobrepasando al partido que casi siempre ha copado gobierno y diputaciones, el PNV.
No lo hace en escaños, seis el PNV por cinco Podemos, pero son las cosas de la ley electoral. En número de votos Podemos ha obtenido 316.441 y el PNV 301.585, y la fuerza que aglutina a los abertzales de Herri Batasuna y otros grupos, EH Bildu, obtiene 183.611 votos. Todo un torpedo en la línea de flotación del independentismo.
Porque a quien realmente perece hacer daño de verdad la intensa recuperación de Podemos y su establecimiento como partido más votado por los vascos es a EH Bildu, a quien le quita votos en sus caladeros tradicionales.
El partido morado logra que uno de cada cuatro vascos que ha votado en estas elecciones lo haya hecho a ellos. Ha obtenido el 25,97% de los votos, mientras que el PNV ha logrado el 24,75% y EH Bildu el 15,07%.
Pero lo más llamativo, el PNV pierde 23.000 votos con respecto a las elecciones generales de 2011 y EH Bildu, nada menos que 102.309 votos, votos que junto con los que pierden otros partidos, como los socialistas del PSE, 93.547, componen el rédito obtenido por Podemos en esta cita electoral.
Cierto es que las elecciones generales suponen una cita específica para los votantes vascos, con un ojo puesto en Madrid y otro en Euskadi, y las elecciones autonómicas, otra muy diferente, en la que los mismos votantes parecen concentrarse más en la especificidad vasca. Por eso no conviene extraer conclusiones de unas para las otras. Ese tipo de proyecciones resultan inadecuadas.
Pero es cierto que, a la vista de los resultados de las elecciones generales de este domingo en Euskadi, algo muy profundo parece haber cambiado en el panorama electoral vasco.
A poco que Podemos sea capaz de estructurar políticamente su rédito actual de votos, a poco que logre candidatos adecuados, a poco que consiga una presencia normalizada, estable y sólida en cada uno de los municipios vascos, esa fuerza va a tener mucho que decir en las próximas elecciones autonómicas.
En Euskadi están previstas elecciones autonómicas a la vuelta de la esquina, en octubre del próximo año, y es probable que se adelanten algo. Como se sabe, las elecciones en Euskadi son todo menos democráticas. Si el viejo sentido democrático nos enseña que todos los votos son iguales, en la Comunidad Autónoma Vasca esto no es así. El Parlamento Vasco se compone de 75 escaños, 25 por cada provincia. Es decir, el voto de un alavés vale 3,67 veces más que el de un vizcaíno y 2.23 más que el de un guipuzcoano.
En estas elecciones Podemos ha obtenido la victoria en votos tanto en Álava como en Gipuzkoa, mientras que el PNV le supera en su tradicional caladero vizcaíno. A la vista del particular sistema de elección de escaños en el Parlamento Vasco, las próximas elecciones autonómicas en Euskadi prometen ser de los más interesantes.
Podemos puede tener la llave directa de acceso al poder en un ámbito en el que tradicionalmente el nacionalismo moderado del PNV ha sabido moverse a izquierda y derecha, hacia la independencia o hacia la autonomía, con inteligencia, para no dejar de ser la cazuela en la que se cuece el poder en Euskadi.
Seguro que en Sabin Etxea, la sede central del PNV, están ya preparando las posibles recetas de ese nuevo cocido vasco.