10 formas en las que tener un hijo es como estar en la cárcel
Criar a un niño pequeño puede llegar a ser bastante sofocante. De hecho, es asombroso la cantidad de aspectos de la experiencia de ser padre que me recuerdan a la cárcel - completado con un pequeño y sádico alcaide con complejo de Napoleón.
Cuando eres padre, tu horario a menudo depende de las necesidades de tu hijo, sobre todo cuando es un niño pequeño.
La necesidad de volver a casa para que el niño se eche la siesta -igual que la necesidad de meterle en la cama por la noche antes de que anochezca- pueden paralizar tu día. Estar secuestrado en casa durante unas horas suele ser mejor que lidiar con el berrinche público de un niño cansado, así que a veces, la compensación vale la pena. Aún así, criar a un niño pequeño puede llegar a ser bastante sofocante.
De hecho, es asombroso la cantidad de aspectos de la experiencia de ser padre que me recuerdan a la cárcel - completado con un pequeño y sádico alcaide con complejo de Napoleón.
10 formas en las que tener un hijo es como estar en la cárcel
- No se puede hacer nada sin supervisión constante
- Las mañanas comienzan con alguien gritándote para que te despiertes
- Vives con miedo a que algo malo pase cuando estás en la ducha
- Siempre tienes miedo de que alguien se meta en tu cama en medio de la noche
- La hora de la comida está llena de tensión
- Siempre hay alguien que te observa cuando vas al baño
- Nunca puedes elegir la película y cuando la ves, es difícil oírla con todo el ulular y gritar
- Siempre estás aterrado de que alguien te vaya a golpear, morder, placar, apalearte o atacarte con algún tipo de arma improvisada
- Los artículos de contrabando -como el alcohol, el chocolate y el entretenimiento para adultos- hay que traerlos a escondidas y se consumen en secreto
- Las visitas conyugales son difíciles de conseguir, requieren programación intensa, y se interrumpen con frecuencia
BONUS: una forma en la que tener un hijo no es como estar en la cárcel
- Cuando te confinan en una celda de aislamiento es un premio, no un castigo